Como Teseo en su paradoja del río,
después de irse aunque regrese
nadie vuelve a ser el mismo,
cuesta trabajo volver a reconstruirse,
volver a nacer...
es lo habitual
cuando se entrega en cuerpo y alma.
Pero a los sentimentalistas y pasionales,
nadie les quita la bailao'
porque aunque con cicatrices y lágrimas
tienen tatuada letras, historias
y sobre todo lecciones de vida,
simplemente han aprendido
de la mejor forma que se puede...
con trancazos y a los golpes.
Y al volver,
después de una entrega sincera y profunda
como solo los pasionales lo saben hacer
y después de la derrota
se vuelve más fuerte,
con una mejor versión de ellos mismos
...
simplemente vuelven,
pero no a la misma piedra.
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